Creo que con esta entrada inauguro de alguna manera una nueva sección en el Blog que voy a llamar Old Lenses.
Cuando cayó en mis manos un par de objetivos de una Zenit antigua, pensé que podía probarlos con mi cámara actual. Para ello, tenía que comprar un adaptador de apenas unos 6€. Lo hice.
Monté uno de los objetivos Pentacon que poseo y salí a pasear a ver cómo funcionaba el «experimento».
Lo primero que noté es que la exposición no es calculada correctamente. El adaptador, le da la información a la cámara de manera errónea, me explico. Siempre le pasa los datos como si el objetivo fuese un f2.0 y siempre estuviera el diafragma en esa apertura.
La cámara, por su parte, establece el resto de parámetros en concordancia a esta información produciendo que las imágenes en ocasiones salgan oscuras o quemadas.
Es un problema con el que es fácil lidiar y cuando llevas un rato sabes cuánto has de sobreexponer o subexponer la imagen para que quede correcta.
Hablando del objetivo, el Pentacon 29mm he de decir que me sorprendió que con tantos años me diese unos resultados como los obtenidos.
La nitidez en el centro desde su máxima apertura es muy buena y en cuanto cierras el diafragma un paso o dos, es excelente.
Recuerdo que en alguna ocasión me dije que era mejor que el 50 1.8 de Canon a f2.8.
El anillo de enfoque es algo duro y me costaba clavar el foco en algunas ocasiones. Incluso con la confirmación de enfoque, algunas imágenes salían un poco desenfocadas.
Cuando cayó la tarde, aproveché para montar la cámara en el trípode y usar la visión en directo para enfocar… ¡Divertidísimo!.
Siempre que me encuentro un poco estancado, lo monto en la cámara y salgo a fotografiar con él.
Es un objetivo divertido y bastante nítido para los años que tiene. De hecho, en muchas de estas imágenes me ha mostrado un pequeño halo que se ha resuelto fácilmente con «borrar neblina» de Lightroom
Seguiré teniéndolo conmigo durante mucho tiempo.
Si queréis ver una prueba de verdad de este objetivo, en la web Digitalcamaralens podéis verla.