El sábado pasado fue el día elegido para ir a visitar las dos entradas que tiene esta cueva. La entrada del Hundidero se encuentra en Montejaque un pueblo de la serranía de Ronda.

Nos tocó madrugar, pero tengo que admitir que el recorrido y sobretodo lo que pude ver durante todo el día compensó con creces el esfuerzo.

Nada más llegar al parking de la entrada del Hundidero pude hacer la siguiente fotografía:

Hacía años que no veía una carretera tan estrecha y pegada a un desfiladero. Aquí todavía muchos de los vehículos tienen que tocar el claxon para avisar a los que vienen en sentido contrario.

Para llegar a la entrada de la cueva hay que bajar una cuesta considerable con antiguos peldaños a los que hay que prestar atención.

Aproximadamente a medio camino de la entrada hay que hacer una parada obligatoria puesto que se puede ver la presa de Montejaque.

Un poco de historia sobre esta presa.

En 1923 Sevillana de Electricidad encargó a una empresa Suiza la construcción de una presa hidroeléctrica para el embalse de Montejaque. Así aprovechaban el caudal del río Gaduares para generar electricidad.

La cosa no funcionó debido a que el suelo del embalse es cárstico y las diferentes ramificaciones en el interior de las rocas hacen que el agua que pueda aparecer se filtre rápidamente de la superficie.

Durante la construcción de la presa ya había informes notificando este problema, pero especialistas del sector aseguraban que una vez construida se podrían taponar estas fugas de manera controlada y así tener un embalse funcional. No fue así.

En 1947 y después de estar años intentando cerrar dichas fugas y hacer funcionar la central hidroeléctrica, Sevillana tuvo que desistir y dar por abandonado el proyecto de la presa en Montejaque.

Al menos sigue resistiendo al paso de los años y sus 83 metros de altura se hacen notar en el paisaje:

Dejando la presa y la central a un lado para seguir la bajada a la entrada de la cueva uno se va dando cuenta de que a medida que avanza el escaso kilómetro que hay desde el parking la cuesta se vuelve más y más empinada.

Una muestra de lo que os comento con escaleras incluídas:

Algunos de esos peldaños llegan a la altura de las rodillas. Hay que estar bien preparado o tener bastante paciencia… ¡¡Sobretodo a la vuelta que es cuando toca subir!!.

A medida que vas llegando a la entrada de la cueva se puede ver el enorme agujero en la roca.

Igual en la imagen anterior no parece tan grande, pero si llegamos a la entrada y usamos a una persona para que se vea la perspectiva, la cosa cambia:

Es impresionante el cambio de temperatura que existe en apenas unos metros. Recuerdo que al acercarnos a la entrada pudimos notar un aire frío que nos obligó a ponernos los abrigos directamente.

Y es ahí donde termina el viaje a la cueva del Hundidero. Hasta la entrada de la cueva. Ir más allá esta completamente prohibido y sólo puedes hacerlo con un guía experimentado y con los permisos en regla para poder entrar.

Pero desde la entrada de la cueva se pueden sacar algunas imágenes espectaculares, sobretodo si te das la vuelta y usas el contraluz.

Pasados unos instantes pudimos percatarnos que los pájaros habían cesado de hacer ruido y se podía escuchar el sonido que hacía el viento desde el interior de la cueva.

Cuando comenzamos a notar el frío calando los abrigos decidimos dar por terminada la visita y volver a hacer la travesía de vuelta, eso sí haciendo algunas fotos por el camino.

Sin duda el paisaje te atrapa.

Concededme unos minutos para que me recupere… ¿Os acordáis que ahora hay que subir toda esa cuesta y escaleras que habíamos bajado, verdad?. Pero el esfuerzo merece la pena, las vistas son sobresalientes:

Y poco a poco llegamos de nuevo a la presa y de ahí al parking para antes de volver a casa visitar la cueva del Gato.

Cueva del Gato

Así, nada más llegar y cruzar unas piedras sobre el río Guadiaro que casi hacen que vuelva a ponerme empapado (¡algún día os contaré lo que me ocurrió en Sierra Bermeja!), te encuentras con esta estampa. Nada más situarme en el lugar sabía que tenía que hacer esta composición.

Y justo después cambié el sentido de la cámara e hice una foto en vertical:

Como empezaba a marcharse el día, apresuramos a subir hasta donde es permitido y desde allí realicé otra imagen:

Ese es el color del agua. Prometo que no he modificado los colores de la imagen. Parece una zona paradisíaca.

Para llegar aquí hay que extremar la precaución ya que por la gran afluencia de personas al lugar, ha hecho que las piedras parezcan mármol y son realmente resbaladizas.

Un par de fotos más de la entrada de la Cueva del Gato:

¡Una más y terminamos!:

¡Se acabo!. Hemos llegado al final del día.

Completamente agotados, nos volvimos a casa después de haber pasado un fantástico día en la Serranía de Ronda.

Sin duda alguna repetiré esta visita para ver cómo cambia al paso de los años. Os recomiendo que vosotros también las visitéis.