Y es que por momentos el año ha sido bastante curioso fotográficamente hablando. Digo curioso por no decir malo.
He pasado meses completamente en blanco, sin haber hecho una sola foto porque las condiciones climáticas no han sido las adecuadas.
Y cuando todas las piezas han encajado, he estado malo y no he podido salir a fotografiar. Ha sido muy duro.
En la parte alta de la montaña, ha estado la sorpresa que me he llevado con el Nikon 70-200, haber dado con la «tecla» para hacer funcionar la Raspberry Pi con el equipo, conseguir 5 minutos de exposición con la montura…
Lo que más me ha animado ha sido el 70-200 sin duda… Cada vez que lo cojo para probarlo es simplemente increíble:


El estabilizador me ha dejado con la boca completamente abierta. El estabilizador del Tamron 70-200 G2 no me parecía tan bueno como el del Nikon. Disparar a 200mm y una velocidad de 1/20 me parece un recurso para tener en la cartera realmente brutal.

Tengo la plena confianza de poder disparar a plena apertura con él ya que se que van a salir las imágenes nítidas… Una más antes de despedir el año:

Es increíble que haya podido tomar esta foto de Júpiter a pulso. Es cierto que no está 100% perfecta pero es porque tuve que apuntar a mano hacia arriba con la vibración que ello conlleva. Ahí se ve lo realmente bueno que es el estabilizador de este Nikon.
Dejando de lado mi montaña rusa, quería desearos unas felices fiestas y una buena entrada al nuevo año.
Espero que 2024 sea mucho mejor de lo que ha sido 2023 y que todo vaya realmente bien.
¡Feliz año nuevo!
Por cierto, espero que 2024 me de más oportunidades para hacer astrofotografía 🙂