Después de bastantes meses en el dique seco durante mis vacaciones he decidido fotografiar, al menos, un amanecer.
Estoy desentrenado y eso se nota bastante. He tenido que sacar fuerzas para mover mi culo de la cama e ir a fotografiar el amanecer sobre Casares.

Y pensándolo bien parece que en cierta medida he perdido esa chispa que me producía hacer fotografía. Probablemente después de tantos meses sin moverme y esperando al tiempo idóneo para hacer astrofotografía me han pasado una factura demasiado cara.
Ayer sin ir más lejos, intenté hacer alguna fotografía de aves pero no fui capaz de sacar la cámara de la mochila. Me encuentro bloqueado y creo que lo mejor es dejarme un poco de espacio. Como siempre me he exigido demasiado y he terminado «quemado».
Esta no es una sensación nueva para mí, ya la he experimentado antes y sé que a la vuelta será todo mucho mejor. Mientras tanto sólo queda pasar este tiempo en blanco intentando no pensar mucho en ello.
De la fotografía que ilustra este post, puedo decir que hacía muchísimo viento y el horizonte estaba lleno por completo de calima. Fue una mañana muy desapacible en la que pude conseguir sacar fuerzas de donde creí que ya no había.
Hacía tanto viento que algunas de las fotos salieron movidas estando la cámara en el trípode y con el estabilizador encendido. Incluso en algún momento tuve que agarrar el trípode para que no lo tumbara el viento.
Y para muestra:

Creo que alguno de los aerogeneradores estaba parado por seguridad. Las rachas de viento eran demasiado fuertes.
Mientras pasa esta «racha en blanco» intentaré no pensar mucho en ello.